Perder el tiempo de esta forma... impunemente.
Sobrepasada o ausente, con estas espinas de Berlín este clavadas en la garganta.
Pienso en los próximos 15 años, en las celdas, el sol, los barracones frigorífico y aquella otra garganta que susurraba inerte: cerrad la puerta, cerrad la puerta.
He sentido las oleadas de tristeza. La he visto precipitarse hacia el dolor, las pupilas enrojecidas conteniendo el aliento. Rabia. 40 pulsaciones y quitenle todos los tubos. Es cuestión de horas. La niña miseria sobrepasada, protagonista durante 30 días de duelo. Una habitación demasiado cara. Pero llega la hora de la venganza: una caja de pino negro, tres bombillas, un sótano. Escribo, dejo salir la pena ahogada, su pena. No te preocupes mamá, cuando llegue el momento, será precioso, no cabrán más flores. No permitiré que la miseria te vele.